El ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, confirmó la compra de 100 pistolas Taser destinadas para grupos de elite de las fuerzas de seguridad y señaló que se trata de un proceso de compra iniciado en octubre del año pasado.
La compra se materializó por contratación directa con una empresa que tomó en parte de pago un lote de ese tipo de armas electrónicas que había sido adquirido en el 2019 por la entonces ministra Patricia Bullrich y que había quedado en desuso por tratarse de pistolas de un solo cartucho, que no cuentan con emisión de advertencia ni cámaras incorporadas.
La compra directa fue autorizada por las resoluciones 283 y 1167 de la Policía Federal Argentina, fechadas el 31 de octubre y 28 de diciembre respectivamente, detallaron las fuentes.
En declaraciones realizadas para Radio 10, el funcionario confirmó la adquisición: "Nosotros ya compramos las pistolas Taser en octubre. Esto nos permite que los grupos de élite empiecen a entrenar. Todavía no sabemos cuándo; no las tenemos todavía. Hay que terminar el proceso pero no estamos muy lejos". Además, sostuvo que "seguramente" el Gobierno porteño podrá hacer uso de las Taser.
Para el uso de estas armas, los agentes deben cumplir con el "protocolo de Actuación para la utilización de Dispositivos Electrónicos de Inmovilización Momentánea (D.E.I.M.) de baja letalidad", vigente desde la gestión de la antecesora de Aníbal Fernández, Sabina Frederic.
Cómo funcionan las pistolas Taser
"Las armas no letales son una herramienta clave para cuidar a la gente, la mayoría de los países del mundo las usan. La mezquindad política no puede ser más importante que la vida de las personas", aseguró D'Alessandro.
Según describe el prospecto de las armas, “son los dispositivos de transmisión de impulsos eléctricos de menor amperaje y mayor divulgación del mercado”.
Pero, ¿cómo funciona? El dispositivo Taser es un dispositivo de electrochoque que, al aplicarse sobre un cuerpo, incapacita temporalmente a las personas. Las armas, consideradas como no letales, disparan dardos electrificados que anulan los mecanismos de activación muscular del cuerpo.
Según el fabricante, los dardos pueden perforar la piel. Además, las descargas eléctricas contraen de manera violenta los músculos y pueden causar un fuerte dolor.